Esta idea de que llevamos nuestra propia muerte y de que debemos cultivarla y diseñarla para que esté en armonía con ciertas convicciones que tenemos, me parece muy bella.
Esto decía Álvaro Mutis, una idea que había cogido de Rilke y a la que, seguro, siguió fiel hasta el final.
Además de su poesía y prosa siempre admiré de él su actitud ante la escritura. Nunca le gustó que le llamaran “escritor”, “maestro” y, mucho menos, “intelectual”. Respetaba mucho lo que él consideraba la esencia de estas palabras para aplicárselas. Qué lección de humildad. Sobre todo cuando ves con cuánta prodigalidad y facilidad hay tantos que adoptan unos hábitos, se visten una indumentaria y sin pensárselo dos veces se proclaman “escritores”.
Su reciente muerte me ha llevado a desempolvar algunos de los libros que tengo en las estanterías y recordar, aunque de manera un tanto precipitada, lo que me inspiró su lectura. Y desde luego elijo el conjunto de novelas, recogidas por Ed. Alfaguara bajo el título genérico Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero. Estupendo conjunto. Antes ya había leído Ilona llega con la lluvia (sigo enamorado de ese título) y algunos relatos cortos. Recuerdo que busqué en el diccionario la palabra gaviero, y resulta ser la persona encargada de la gavia, vela mayor. También hay una acepción para aquel que, subido al mástil de la gavia, otea el horizonte. Las dos me resultaron muy adecuadas para Maqroll.
Todas las novelas me parecieron buenas, pero si he de destacar alguna lo haría con el Diario del Gaviero, relato dentro del conjunto La Nieve del Almirante. Me impresionó la simbiosis mágica entre naturaleza y alma humana, que me recordaba al Corazón de las Tinieblas de Conrad, pero aquí en una selva diferente y con unos perfiles del alma humana también diferentes. Y tampoco puedo dejar de recordar El último viaje del tramp steamer. Una historia de amor en la que la asociación se produce ahora entre un viejo capitán y un barco decrépito que hace sus últimos viajes. Parece que el relato está dedicado a Gabriel García Márquez, y es un relato redondo, magnífico para mi gusto, de múltiples alusiones y lecturas. Sí, “personajes que llevan su propia muerte y la cultivan en armonía con sus convicciones”.
Hay en todas las obras un tono de, diría, trágica pero gloriosa derrota en los personajes, que alude a un aspecto crucial y esencial de la condición humana. Esto es lo que me emociona.
Amirbar, tiene momentos grandiosos, especialmente aquellos que se refieren a la narración de la naturaleza.
Abdul Bashur, constructor de navíos, me pareció un conjunto de relatos entretenidos con las distintas peripecias de este personaje, pero sin la unidad y profundidad de los relatos indicados más arriba.
En los últimos años, a Álvaro Mutis –como nos ocurre a muchos cuando vamos cumpliendo años– el mundo se le había hecho algo demasiado complicado, loco. Y buscaba su remedio:
En este mundo globalizado, tecnificado y loco, lo último que buscará el ser humano al borde de su destrucción será un poema. Y, sencillamente, porque es lo que va a necesitar en ese momento.
Muchas gracias, Luis, por esta guía de la obra de Mutis. Yo leí hace mucho una novela corta titulada "La muerte del estratega" y me pareció espléndida.
ResponderEliminarEmilio
Luis, he leído toda la poesía de Álvaro Mutis, y me parece que ha muerto el mejor poeta de la lengua española de las últimas décadas. No escribió mucha poesía, lo cual le honra, pero ha dejado unos versos que, como bien dices respecto a su prosa, son "la simbiosis mágica entre naturaleza y alma humana". Poeta de la Naturaleza donde los haya, Mutis es hondo y original, con un deje surrealista que le permite llegar muy lejos. Ahí queda su obra para que lo volvamos a leer pausadamente descubriendo aún más profundidades.
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