Hace unos meses, Emilio Gavilanes, amigo y colaborador de este blog, me hablaba de Pepín Bello, uno de esos personajes secundarios del arte y de la literatura pero que tuvieron mucha influencia en personajes consagrados, como Dalí o Lorca. Y me añadía que sobre él había un magnífico libro de entrevistas cuyo autor era José Antonio Martín Otín. A los pocos días, en la visita a una librería, me tropecé con un libro con el sugerente título que encabeza esta entrada, del mismo autor. También había descubierto, gracias a Emilio, que este José Antonio Martín Otín era “Petón”, el conocido comentarista de radio y televisión que todos los aficionados al fútbol –como yo– hemos seguido en algún momento. Antiguo futbolista del Zaragoza y hoy "ciento un por cien colchonero", como él mismo se proclama, ya sabía de su sabiduría futbolística y amenidad en sus comentarios, pero no tenía ni idea de que también escribiera libros. Lo que me dijo Emilio y la lectura de este libro, pues, han supuesto para mí un agradable descubrimiento.
Porque hay que decir que El fútbol tiene música es un libro magnífico. Y no solamente para los aficionados al fútbol, que encontrarán en los cincuenta relatos que lo componen referencias poco conocidas de antiguos futbolistas –Anatol, Campanal, Puskas, Patrick O´Connell, Ben Barek, Garrincha, Gárate... –o clubs de fútbol –Avilés, Sevilla, Everton, Botafogo, Fluminense, Boca Juniors, Barcelona Sporting Club... –; sino porque cualquier lector con sensibilidad hallará detrás de cada relato una historia humana, conmovedora en muchas ocasiones. Y sobre todo –eso es lo que a mí me llamó más la atención– porque en la narración se demuestra cómo el fútbol permea la cultura en la que nacimos y en la que estamos inmersos.
Como muestra de esto último elijo el relato que se titula Un tanguito de arrabal, que comienza con un niño que trabaja de tramoyista en un teatro de Buenos Aires, y en donde canta un barítono español, Emilio Sagi Barba. Veinte años más tarde, ese niño tramoyista se ha convertido en Carlos Gardel, aficionado al fútbol, que asiste en España (en los Campos del Sardinero) a la final de Copa entre el Barcelona y la Real (el equipo de Gabriel Celaya). Ganó el Barcelona (3 a 1): uno de los goles lo marcó Samitier, amigo de Gardel, y como extremo izquierdo jugaba Emilio Sagi Liñán, hijo de aquel barítono español que cantó en el teatro de Buenos Aires. Ambos jugadores –Samitier y Sagi–, habían comenzado a jugar al fútbol en Cadaqués, junto con Piera, y otro chico flaco que jugaba de portero, muy amigo de los tres. El estilo de ese cancerbero flacucho era el de Higuita, Gatti, Grobbelaar o el Mono Burgos –es decir, “a la vez un loco divino y un farsante” – y según un entendido que le vio jugar, “era el único cancerbero español que podía haberle disputado el reinado de las porterías a Ricardo Zamora”.
Pues bien, Pepín Bello desvela a "Petón" –y a nosotros–, que ese cuarto futbolista, amigo de Sagi Barba, Piera y Samitier, era hijo del notario de Figueras, y se llamaba Salvador Dalí.
Así contado, Luis, dan ganas de leerlo.
ResponderEliminarLa única pena es que este tipejo sea un consumado fascista:
ResponderEliminarhttp://www.publico.es/espana/293711/peton-a-publico-si-cante-el-cara-al-sol-y-lo-hare-cada-ano
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/politica/146713-peton-comentarista-de-tve-y-canta-cara-al-sol.html
Lo cual no se compensa ni siendo colchonero.
Gracias, amigo.
EliminarYa había leído ese comentario del Público, y conocía esta faceta de Petón, a cuyo ideario soy absolutamente contrario. Aun así escribí este comentario, y sigo pensando que ese libro -y seguramente ese otro de entrevistas a Pepín Bello, que trataré de conseguir- es un libro magnífico y muy recomendable.