Precioso librito que demuestra
que los más grandes escritores no tienen obras menores. Aunque los textos que
lo componen estás sacados de dos libros, Mi
vida al aire libre (1989) y Mi último
coto (1999), el libro tiene tal unidad que parece que los textos fueron
escritos pensando que iban a formar este volumen. Recuerda bastante a esa otra
obra maestra, también de Delibes, que estuvo mucho tiempo escondida en una
colección de literatura infantil, que es Tres
pájaros de cuenta, en la que asistíamos maravillados al relato de las
aventuras de un puñado de pájaros que vivieron en diferentes momentos con la
familia Delibes.
Este
libro de los perros es precioso por los textos, pero también por las
ilustraciones que lo acompañan, unas maravillosas acuarelas de Santiago
Bellido. Y tiene otro aliciente: un prólogo de Germán Delibes de Castro, hijo
del escritor y gran arqueólogo, que demuestra que el talento narrativo se puede
heredar.
El
libro está lleno de preciosas anécdotas y observaciones sobre el comportamiento
casi humano de algunos perros (son especialmente divertidas las tretas del Cóquer para escaparse sin meterse en el
agua, como le está pidiendo su dueño). También de lances de caza y de largas
caminatas por los montes de Castilla. Llegamos a sentir el aire en la cara.
Los grandes protagonistas del
libro son la Fita y el Cóquer, dos perros a los que al
principio vemos en su apogeo vital y a medida que pasamos páginas vemos madurar
y entrar en decadencia. De hecho al final del libro somos testigos de la muerte de la Fita,
a la que habíamos visto correr sin descanso y parir a once cachorros, y a la
que el escritor unos meses antes de que muera el animal le había extraído de
uno de los dedos lo que parecía una espinita y que al tirar de ella resultó una
espiga sanguinolenta de tres centímetros de longitud.
Solo se me ocurre un defecto de
este libro: que no tenga más páginas.
Miguel Delibes, Mis
perros (Valladolid: El Pasaje de las Letras, 2009)
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