viernes, 6 de enero de 2012

El tercer policía, de Flann O´Brien


Seguramente, En nadar dos pájaros (Ed.Nórdica, 2010) es la mejor novela del escritor irlandés Flann O´Brien (Strabane, Tyrone, 1911- Dublín, 1966); pero El tercer policía ( Ed.Nórdica, 2006) no le va mucho a la zaga. Desbordando imaginación y un humor delirante, es otro ejemplo de la buena literatura que practicó este casi desconocido irlandés, contemporáneo de James Joyce, quien, se dice, lo leía con deleite. (En otra de las novelas de O´Brien, El archivo de Dalkey, éste -Joyce- aparece como uno de los protagonistas.)

Pensando en el potencial lector, siempre he sido reacio a desvelar las tramas. Basta decir, al respecto, que ésta comienza de una manera digamos clásica y lineal, cuando el protagonista, instigado por un ambicioso y oscuro socio llamado John Divney, es empujado a la ejecución de un ominoso crimen. Pero entonces todo se descabala (incluido la narración) y aquel protagonista, que se olvida de su propio nombre y sólo parece tener recuerdo del objeto de su ambición, se ve inmerso en otro universo que llega a diferenciarse del ordinario incluso en la forma de transcurrir el tiempo, en las dimensiones -dos espaciales en lugar de las tres habituales – y en una extraña materia, el ómnium, de mágicas cualidades.  Todo lo que ocurre allí está teñido de fantasía, humor y una lógica aplastante que se aplica de manera implacable y que lleva a nuestro protagonista al borde de la muerte. Elemento fundamental en ese mundo es una comisaría y unos policías (tres: el sargento Pluck, un segundo agente de nombre MacCruiskeen y un tercer policía, llamado Fox, y que siempre está ausente). Mientras el sargento Pluck está obsesionado con las bicicletas, MacCruiskeen se dedica a realizar extrañas medidas y anotarlas en una libreta negra. Fox, el tercer policía, será al final la llave para desvelar buena parte de los enigmas que atormentan al protagonista.

Muchas son las secuencias fantásticas y llenas de humor que comparte éste con los policías -incluyendo el descubrimiento del misterioso ómnium-, pero de entre todas ellas no podemos dejar de anotar aquí la célebre Teoría Atómica del sargento Pluck. Según esta teoría -que, de paso, tomó sin duda O´Brien del célebre y divertido Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de su compatriota Laurence Sterne-, la continua fricción del cuerpo del ciclista con la bicicleta obliga a un continuo intercambio de átomos entre uno y otra, hasta el punto de que después de un largo tiempo de contacto hay una proporción de ciclista que se ha transformado en bicicleta y viceversa.
Se sorprendería usted del número de gente por estos andurriales que son mitad persona y mitad bicicleta a causa del intercambio de átomos -dice el sargento Pluck-. Y le dejaría pasmado el número de bicicletas que son mitad humanas, casi medio personas, y que casi forman parte de la humanidad.

Naturalmente las consecuencias de todo esto no son solo materiales, sino morales y jurídicas. Así, al sargento Pluck le preocupa el que algún día las bicicletas pudieran exigir el derecho de voto en el Parlamento o el quebradero de cabeza que pudieran ocasionar a los jueces su media parte humana. Para ilustrarnos nos cuenta que habiéndose en cierta ocasión juzgado a un ciclista, y habiéndole hallado culpable de un crimen, al final se decidió colgar a su bicicleta, al comprobar que ésta tenía mayor proporción humana que el propio ciclista.

En fin, muchas otras cosas inteligentes y divertidas comentaríamos de este excelente libro, pero creo que por el momento es suficiente para alentar a su lectura.

Otro día tal vez hablaremos de las teorías físicas que subyacen en El tercer policía y que en parte, y sobre todo en Estados Unidos y a consecuencia de la búsqueda de explicaciones a la serie televisiva Perdidos, ha sido parte de su rescate del olvido. Pero, mientras tanto, lo que me gustaría dejar claro es que, en mi opinión, las virtudes de Flann O´Brien y El tercer policía no están en sus conocimientos físicos y/o anticipos de recientes teorías (las supercuerdas, el pronóstico de nuevas dimensiones espaciales, los universos paralelos) sino en su indudable calidad literaria.



10 comentarios:

  1. No sé si voy a entender lo de las supercuerdas, los universos paralelos y esas cosas...

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  2. Para leer y disfrutar de la novela no es necesario entender nada de la supercuerdas, claro. Pero ya que estamos en esto, entender la teoría de las supercuerdas no es nada complicado, y además está muy relacionado con las artes, en concreto con la música.
    Fíjate lo que dice un físico de las supercuerdas:
    Según la teoría de cuerdas, hay un sólo ingrediente fundamental -la cuerda (como la de atarse el pelo pero de tamaño muy muy pequeño)- y la riqueza de tipos de partículas (electrones, quarks, neutrinos...) refleja simplemente las diferentes pautas vibracionales que puede ejecutar una cuerda. Es parecido a lo que sucede con cuerdas más familiares como las de un violín o vilonchelo. Una cuerda de violonchelo puede vibrar de muchas maneras diferentes, y oímos cada pauta como una nota musical diferente. Las cuerdas en la teoría de cuerdas se comportan de forma similar: también pueden vibrar en pautas diferentes. Pero en lugar de dar diferentes tonos musicales, las diferentes pautas vibracionales en la teoría de cuerdas corresponden a diferentes tipos de partículas... Hablando metafóricamente, las diferentes notas que pueden ser tocadas por un único tipo de cuerda explicarían todas las diferentes partículas que han sido detectadas. En el nivel ultramicroscópico, el universo sería parecido a una sinfonía de cuerdas que da existencia a la materia.
    Sencillo, ¿no? Y además, hermoso.
    Luis Junco

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  3. Si disfruto con una historia divertida e inteligente superaré el fracaso en lo de las supercuerdas.

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  4. Muchas gracias por la explicación de la teoría de cuerdas Luís. La había oído en muchas películas, pero nunca tan bien explicada. La verdad es que la novela tiene muy buena pinta, aunque debo reconocer que no pude con la de "En nadar dos pájaros". No sé si se necesita una concentración especial, pero todo el rato tenía la sensación de que no me estaba enterando de nada.

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  5. Leyendo el comentario de Tamarán, he recordado que hace mucho años yo también empecé a leer "En nadar dos pájaros". Ahora caigo en que es el mismo autor, aquel del que entonces se dijo que era un precursor de Joyce. Como Tamarán, yo también fracasé en la lectura de aquella novela. Veremos con esta. Emilio.

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    1. La primera que leí a Flann O´Brien fue a través de "En nadar dos pájaros". También me desconcertó al principio, pero luego me engancharon esos personajes que se le escapan del propio libro y hacen vida propia a pesar de los intentos del autor por controlarlos. Y el humor, sello característico de este hombre. Luis

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  6. Juan Varela-Portas12 de enero de 2012, 23:44

    Que la materia es vibración es algo que ya decían los hombres del Renacimiento, cuando hablaban del alma del universo y de su música y armonía. Es muy interesante esta coincidencia ideológica entre nuestro tiempo postmoderno y aquel premoderno.

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  7. Luis, te escribo para felicitaros por este proyecto tan interesante. Ya soy seguidor de vuestro blog. Habéis empezado con mucha fuerza. Que se mantenga. Un abrazo.

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    1. Gracias, Alejandro. Y esperaremos alguno de tus sabrosos comentarios, así como alguno de tus magníficos poemas. Luis.

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  8. Con la publicación en El País, en su sección Café Perec, de un artículo de Enrique Vila-Matas reivindicando la actualidad de la obra de Flann O´Brien y en concreto “El tercer policía”, que fue la primera entrada de este blog, y ante un comentario de nuestro post en el que hablábamos de las teorías físicas que subyacen en la novela, un lector de esa entrada nos pregunta via email sobre si en la novela se habla de “las dimensiones de nuestra realidad física y en qué parte”.
    Así, a falta de una mejor revisión de la novela, recuerdo varias secuencias. Una de ellas es la casa o mundo en dos dimensiones en que el protagonista se encuentra luego del crimen. Y otra, quizás más explícita, es la teoría de De Selby -autor favorito del protagonista-, sobre cómo es el mundo físico.
    A tal respecto nos dice que en realidad el mundo no es esférico, sino que tiene forma de salchicha.

    Si pudiera descubrirse, dice De Selby, una “segunda dirección”, (porque la dirección consuetudinaria y habitual es alrededor de la salchicha) por ejemplo, a lo largo de la longitud de la salchicha, se abriría a la humanidad un mundo de sensaciones y experiencias completamente nuevas.
    Recordemos que en las actuales teorías físicas (supercuerdas) la realidad física consta de siete dimensiones espaciales adicionales (además de las tres que experimentamos), y la del tiempo. Para explicar por qué no las vemos o experimentamos, se suele acudir a lo mismo que decía De Selby con la salchicha. Si la salchicha fuera extremadamente larga –como un espagueti- a distancia el mundo nos parecería tener una sola dimensión (a lo largo del espagueti y esa sería la que podríamos experimentar. Pero un gusano minúsculo experimentaría (y se daría cuenta) de que hay otra dimensión (alrededor del espagueti).

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