Por Javier Guzmán
-Buenos días, ¿con don Lorenzo,
por favor?
-No…bueno, sí, soy yo, ¿quién
habla?
-Como Ulises, mi nombre es Nadie.
Le hablo en representación del Grupo Planeta. Exactamente como Delegado
Oficioso de Delicados Asuntos.
-Caramba, insinuante cargo, señor
don Nadie. No sabía de su existencia.
-Todo Dios utiliza una mano
secreta, mi querido don Lorenzo.
-Lorenzo, por favor.
-Estupendo, Lorenzo. Voy al
grano, ¿tiene alguna novela terminada en este momento?
-No.
-¿Es un no rotundo o está en
proceso de escritura?
-Bueno, estoy trabajando en una
policíaca.
-Magnífico, ¿no será por ventura
un nuevo caso de Bevilacqua y Chamorro?
-Pues sí.
-¡Qué buena noticia! ¿Puede
adelantarme de qué va?
-No sé si debo…
-Sí debe.
-Es un caso de investigación interna.
Un suboficial de la Guardia Civil
retirado es asesinado. La investigación lleva a un caso de corrupción interna
que el propio Cuerpo investiga y esclarece.
-Me deja anonadado. ¿Tiene
nombre?
-La marca del meridiano.
-¡Ostras, qué bonito! ¿Y a qué se
debe?
-Al meridiano de Greenwich, la línea
imaginaria que divide la tierra entre el este y el oeste. En nuestro país
prácticamente separa, imaginariamente por supuesto, a Cataluña del resto de
España.
-¡Cullons! ¿Y eso qué significa?
-Las líneas imaginarias a veces
son más poderosas que las fronteras físicas. En esta novela, por encima de las
diferencias, las distintas fuerzas de seguridad del estado colaboran en la
resolución de un caso común.
-¿Quiere decir Guardia Civil y Mossos d’Esquadra?
-Exactamente.
-Déjeme decirle que es
¡exactamente! lo que estamos necesitando.
-¿Necesitando para qué?
-Eso más tarde. ¿Cuánto tiempo
necesita para terminarla?
-Bueno, vamos a ver… el esquema
ya está terminado, los personajes definidos, lugares y situaciones determinados
y avanzada la primera redacción… digamos unos tres meses.
-Perfecto.
-Oiga, don Nadie, he dicho la
primera redacción.
-Para la segunda siempre hay
tiempo. ¿Me la puede enviar en tres meses entonces?
-Me desconcierta su propuesta. No
veo ninguna razón para hacerlo…
-Pues tengo 100 millones de
razones.
-¿Perdón?
-El montante del Premio Planeta,
600.000 euros, 100 millones de pesetas.
-¿Me está ofreciendo el premio
por la cara?
-No, por su cara no, por su
novela.
-No me parece ético.
-¿Por qué?
-Porque puede haber un texto
mejor que el mío.
-No me sea ingenuo, Lorenzo.
Nuestro premio es la mayor promoción anual del Grupo y no está orientado al
descubrimiento de nuevos escritores, sino al prestigio de la marca. Por eso se
concede a obras sólidas de valores consagrados.
-Discrepo. Se concede con
demasiada frecuencia no a valores consagrados sino a personas conocidas,
incluso a personajes y hasta a personajillos. Y en cuanto a lo de obra sólida
habría mucho que hablar.
-Le recuerdo que el premio lo han
recibido Torrente Ballester, Vargas Llosa, Muñoz Molina, Cela, o Eduardo
Mendoza.
-¿Y todos por el mismo sistema?
-Por supuesto. Entenderá que
autores de ese nivel no se presentan a un premio si no tienen la seguridad de
ganarlo.
-La verdad es que siempre lo he sospechado.
De hecho, el resultado siempre se sabe con varios días de antelación.
-Ya le dije que el Premio es la
mayor promoción anual del Grupo. No podemos correr riesgos… ni desconocer las
tramas. Vargas Llosa nos coló un novelón en peruano serrano que la crítica
consideró una obra maestra, pero que el público ni entendió ni compró. Y lo de
Cela… vaya, don Camulo nos metió un paquete, bueno, bueno, paqué le voy a
contar. No, no podemos correr más riesgos. Yo, concretamente me juego el puesto.
Su obra tiene el prestigio de la crítica, el amor del público y el conocimiento
mediático. Créame, Lorenzo, usted es nuestro hombre y más con una novela con
las características que me ha contado.
-No sé… déjeme pensarlo.
-No. Usted es nuestra primera
opción, pero tenemos otras. Y 100 millones de razones.
-¿Tendré tiempo para revisar la
primera redacción?
-Por supuesto, tiempo y todo un
equipo de profesionales a su servicio. ¿No le ha llegado a sus oídos el caso de
un ganador que perdió, entre comillas, el manuscrito y tuvimos que rehacérselo
en quince días? La verdad es que era tan malo como ilegible. Desde entonces
solo confiamos en profesionales consagrados. Como usted, don Lorenzo.
-Por favor, apéeme el don.
La marca del meridiano, Lorenzo Silva, es la novela ganadora del
premio Planeta 2012. No aporta nada a las anteriores y es, en mi opinión, una
de las más flojas de la saga. Su escritura chata y a veces hasta ramplona
trasmite un apresuramiento impropio de su autor. Como es de cajón, la
conversación telefónica, tan imaginaria como la línea de un meridiano, es fruto
de los calenturientos delirios del abajo firmante. Pero no deja de tener sus
bemoles y su sostenido.
Javier Guzmán