Por Luis Junco
Cartas
Galdosianas
para Federico León
III
Estimado
amigo:
Doy principio a la presente diciendo que el
maestro Galdós es el restaurador de la novela realista en España. Como todo
innovador, ha tenido sus precursores en Cervantes y los autores de novelas
picarescas. El Quijote tiene escenas realistas y toda la novela cervantesca se
parece a esas pinturas de raro mérito que miradas de diferente punto representan
un personaje con cara diferente; digo esto, porque siendo el Quijote imaginaria,
retrata el real y verdadero carácter español del tiempo de su autor y de
nuestra sociedad presente.
Entro,
pues, en la presente a tratar del realismo galdosiano.
En
todas las novelas de Galdós se ve y se siente nuestra actual sociedad; en todos
sus trabajos literarios, los personajes nos hacen sentir el espíritu de la
época, hasta el punto de ver retratados individuos que conocemos y con los
cuales nos rodeamos en todas ocasiones. Más de un individuo, juzgando con ligereza
de criterio, ha dicho que el autor retrató en tal ó cual novela a Fulano o
Mengano, y no ha faltado quien poniendo gesto enfadoso se ha creído sorprendido
en sus aficiones, carácter y modos, como no tendríamos á bien que un fotógrafo
se atreviera á sorprender nuestra antiestética figura para exhibirla en el
muestrario de un escaparate.
Consiste
el parecido de los retratos galdosianos con los originales vivos en que el
autor llegó por el estudio y la observación a penetrarse del espíritu regional
de las localidades que ha visitado, de tal modo que no solo le ha resultado un
estudio local sino el general de nuestra raza; y si la mayoría de los tipos
galdosianos no son como los de Balzac, documentos humanos, no puede negarse que
son verdaderos documentos hispanos del siglo XIX.
Los
escritores realistas y naturalistas, al reflejar en sus novelas la naturaleza
psíquica individual y colectiva á la manera que un pintor interpreta con sus
pinceles un paisaje, un grupo o un retrato, pueden decir lo que Larra expuso en
el principio de sus escritos:
«A
nadie se ofenderá, a lo menos á sabiendas; de nadie bosquejaría retratos; si
algunas caricaturas, por casualidad, se pareciesen a alguien, en lugar de corregir
nosotros el retrato, aconsejamos al original que se corrija; en su mano estará,
pues, que deje de parecérsele.»
¡Ay, amigo León! ¡Quién supiera hacer retratos
como Galdós aunque le mandaran a uno los padrinos o le agredieran con un apabullamiento
de sombrero! Esa sería la mejor sanción que el público diera a los escritos
realistas, aunque ya le ha salido á D. Benito (de?) las pinturas de
determinadas sociedades e individuo un horrísono estampido de petardo que a
Dios gracias tan sólo ocasionó un susto pasajero; con esto le demostraron que
había interpretado fielmente la verdad en las cosas y en la Naturaleza.1
Isidro
Ezquerra.
(1)(¿Se
refiere quizá a alguna particular reacción entre los sectores que se sintieron
agredidos por la representación de Electra?
Recordemos que desde el día del estreno -30 de enero de 1901, en el Teatro
Español de Madrid- la obra desató las iras de sectores tradicionalistas y
conservadores.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario