Lección Segunda:
“No
tiene Vd. el Nobel porque Vd. no quiere”
1.- Teoría:
Desaprobamos
que le grey plumífera ande, inter se,
a puñadas, mojicones y trompazos, despanzurrándose de mal grado por mercedes,
prebendas y galardones de los que en su día pudieron blasonar autores tan
precipuos (risum teneatis?) como José
Echegaray, Gabriela Mistral o Winston Churchill. Mas, habiéndoNos impuesto el
oneroso deber de dictar estas casi improvisadas lecciones, nos vemos en el
brete de atender también la angustiosa demanda de quienes serán capaces de
dejarse castrar (¡y aun capar!) a cambio de estrechar la mano del rey de
Suecia. Y a fe que este viaje al frío septentrión está al alcance de cualquier
afanoso juntaletras, siempre que vierta con escrúpulo y rigor, en todos sus
escritos, los sencillos ingredientes que a renglón seguido enumeramos y
glosamos. Combínelos en las dosis atinadas, y le saldrá, por fuerza, un texto
como el que ilustra nuestra práctica.
a)
El mundo es feo de por sí: no es menester mucha inventiva para idear lo malo.
Elija los aspectos más cutres, sórdidos y desgarradores del entorno que mejor
conoce, y píntelos con brocha gorda, fuertes chafarrinones y colores aún más
oscuros. Afee.
b)
Invente oficios raros que, de tan peregrinos y disparatados, lleguen incluso a
casar mal con la propia cutrez de sus personajes. Desbarre.
c)
Bautice a sus estrambóticos personajes con nombres, apellidos, apodos y
remoquetes estrafalarios, jugando, a ser posible, con las palindrómicas
iniciales de su propia identidad. Moteje.
d)
Abuse hasta el hartazgo de modismos, refranes, muletillas y giros coloquiales,
de tal modo que el lector no logre discernir si es usted un virtuoso conocedor
de los más variados niveles y registros del idioma, o si en el fondo su
competencia lingüística no rebasa en mucho la de sus embrutecidos personajes.
Remede (y, a la par, simule).
e)
Ande -un sí es, no es- peleado con el uso de la coma, acaso por fingir una
original maestría en la forja de la sintaxis, o acaso porque tampoco tiene
demasiado claras, desde la “aborrecida escuela”, las normas que regulan su
adecuado empleo. Prevarique.
f) Tremendee.
g) Hiperbolice.
h) Trucule.
2.- Práctica:
A
Cástula Jacinta Carpetana le descerrajaron dos tiros en el papo (con perdón) y
otros dos en las tetas (dicho sea aún con más perdón y sin ánimo de señalar,
que a día de hoy los testigos del caso no se ponen de acuerdo sobre si fueron
los dos en el mismo pezón, o uno en cada areola). Cástula Jacinta Carpetana no
murió en el acto, como viene siendo costumbre entre las gentes decentes en
tales casos, se arrastró por la orilla del arroyo como una culebra apaleada,
taponándose con las manos la mezcla de sangre y flujos que manaba de sus
llagas, y al alcanzar la tapia del cementerio se dio de bruces con su antiguo
novio Cristobalón Jeremías Cereijido, que se la estaba meneando a escondidas,
por ver de aliviar los vapores de la borrachera. Cristobalón, que había sido
palanganero en un puterío de Lugo y ahora ejercía de filósofo zurupeto en dos
de las tres aldeas del concejo, contaba luego en la taberna del lugar, a
quienes lo invitaban a un cuartillo de vino, lo que había declarado ante don
Cósimo Justiniano Cerdán (con perdón), el juez que lo había puesto en libertad
sin cargos:
-Yo
tenía los ojos entreabiertos por aquello de saborear más el gustillo, ¿sabe?,
que cada uno se corre como puede, ¿o no? Así que cuando medio vi que era la
Cástula la que se acercaba sólo se me vino a la cabeza decirle: “Rapaza, ¿por qué no me la terminas tú?”.
Vamos, lo que le habría dicho cualquiera en mi lugar, ¿o no? Luego vino lo que
tenía que venir, que el hombre es fuego y la mujer estopa, y llega el diablo y
sopla… ¿O no? Pero yo no noté que la Cástula chorreaba sangre por sus partes
hasta que llegué al final de la faena, y sólo se me ocurrió pensar: “¡Hay que joderse con la luna llena! ¡Otra
que está con sus días, como mi parienta!”.
¡Genial!
ResponderEliminar