LA PLAZUELA
Bajo la espesa luz del viejo cielo,
conformada
por el soplo cálido del viento
y los cúmulos nacidos
del verano,
hierática y helénica,
desnuda, primaveral,
la alegoría
se asombra ante el tupido
embozo de las núbiles mantillas.
La Plazuela,
sabiendo del agobio,
quiere sorber algún helado,
amasado con el frío de las almas,
o hundirse
en la frescura imaginada
que expende aquel carrito,
al tiempo que se pierde,
quedamente, entre la tibia
penumbra de los árboles.
Precioso. Un acierto más para lo que será un libro redondo.
ResponderEliminarAbrazos,
Sí, Señor. Muchas gracias. Señor.
EliminarEl Brigadier