martes, 26 de febrero de 2013

La maraca del meridiano


Por Javier Guzmán 

-Buenos días, ¿con don Lorenzo, por favor?
-No…bueno, sí, soy yo, ¿quién habla?
-Como Ulises, mi nombre es Nadie. Le hablo en representación del Grupo Planeta. Exactamente como Delegado Oficioso de Delicados Asuntos.
-Caramba, insinuante cargo, señor don Nadie. No sabía de su existencia.
-Todo Dios utiliza una mano secreta, mi querido don Lorenzo.
-Lorenzo, por favor.
-Estupendo, Lorenzo. Voy al grano, ¿tiene alguna novela terminada en este momento?
-No.
-¿Es un no rotundo o está en proceso de escritura?
-Bueno, estoy trabajando en una policíaca.
-Magnífico, ¿no será por ventura un nuevo caso de Bevilacqua y Chamorro?
-Pues sí.
-¡Qué buena noticia! ¿Puede adelantarme de qué va?
-No sé si debo…
-Sí debe.
-Es un caso de investigación interna. Un suboficial de la Guardia Civil retirado es asesinado. La investigación lleva a un caso de corrupción interna que el propio Cuerpo investiga y esclarece.
-Me deja anonadado. ¿Tiene nombre?
-La marca del meridiano.
-¡Ostras, qué bonito! ¿Y a qué se debe?
-Al meridiano de Greenwich, la línea imaginaria que divide la tierra entre el este y el oeste. En nuestro país prácticamente separa, imaginariamente por supuesto, a Cataluña del resto de España.
-¡Cullons! ¿Y eso qué significa?
-Las líneas imaginarias a veces son más poderosas que las fronteras físicas. En esta novela, por encima de las diferencias, las distintas fuerzas de seguridad del estado colaboran en la resolución de un caso común.
-¿Quiere decir Guardia Civil y Mossos d’Esquadra?
-Exactamente.
-Déjeme decirle que es ¡exactamente! lo que estamos necesitando.
-¿Necesitando para qué?
-Eso más tarde. ¿Cuánto tiempo necesita para terminarla?
-Bueno, vamos a ver… el esquema ya está terminado, los personajes definidos, lugares y situaciones determinados y avanzada la primera redacción… digamos unos tres meses.
-Perfecto.
-Oiga, don Nadie, he dicho la primera redacción.
-Para la segunda siempre hay tiempo. ¿Me la puede enviar en tres meses entonces?
-Me desconcierta su propuesta. No veo ninguna razón para hacerlo…
-Pues tengo 100 millones de razones.
-¿Perdón?
-El montante del Premio Planeta, 600.000 euros, 100 millones de pesetas.
-¿Me está ofreciendo el premio por la cara?
-No, por su cara no, por su novela.
-No me parece ético.
-¿Por qué?
-Porque puede haber un texto mejor que el mío.
-No me sea ingenuo, Lorenzo. Nuestro premio es la mayor promoción anual del Grupo y no está orientado al descubrimiento de nuevos escritores, sino al prestigio de la marca. Por eso se concede a obras sólidas de valores consagrados.
-Discrepo. Se concede con demasiada frecuencia no a valores consagrados sino a personas conocidas, incluso a personajes y hasta a personajillos. Y en cuanto a lo de obra sólida habría mucho que hablar.
-Le recuerdo que el premio lo han recibido Torrente Ballester, Vargas Llosa, Muñoz Molina, Cela, o Eduardo Mendoza.
-¿Y todos por el mismo sistema?
-Por supuesto. Entenderá que autores de ese nivel no se presentan a un premio si no tienen la seguridad de ganarlo.
-La verdad es que siempre lo he sospechado. De hecho, el resultado siempre se sabe con varios días de antelación.
-Ya le dije que el Premio es la mayor promoción anual del Grupo. No podemos correr riesgos… ni desconocer las tramas. Vargas Llosa nos coló un novelón en peruano serrano que la crítica consideró una obra maestra, pero que el público ni entendió ni compró. Y lo de Cela… vaya, don Camulo nos metió un paquete, bueno, bueno, paqué le voy a contar. No, no podemos correr más riesgos. Yo, concretamente me juego el puesto. Su obra tiene el prestigio de la crítica, el amor del público y el conocimiento mediático. Créame, Lorenzo, usted es nuestro hombre y más con una novela con las características que me ha contado.
-No sé… déjeme pensarlo.
-No. Usted es nuestra primera opción, pero tenemos otras. Y 100 millones de razones.
-¿Tendré tiempo para revisar la primera redacción?
-Por supuesto, tiempo y todo un equipo de profesionales a su servicio. ¿No le ha llegado a sus oídos el caso de un ganador que perdió, entre comillas, el manuscrito y tuvimos que rehacérselo en quince días? La verdad es que era tan malo como ilegible. Desde entonces solo confiamos en profesionales consagrados. Como usted, don Lorenzo.
-Por favor, apéeme el don.


La marca del meridiano, Lorenzo Silva, es la novela ganadora del premio Planeta 2012. No aporta nada a las anteriores y es, en mi opinión, una de las más flojas de la saga. Su escritura chata y a veces hasta ramplona trasmite un apresuramiento impropio de su autor. Como es de cajón, la conversación telefónica, tan imaginaria como la línea de un meridiano, es fruto de los calenturientos delirios del abajo firmante. Pero no deja de tener sus bemoles y su sostenido.

Javier Guzmán

4 comentarios:

  1. Está claro. Leyendo ciertas cosas, todos nos imaginamos escenas así (aunque no tan detalladamente), pero casi nadie se atreve a decirlo. Así que te doy las gracias.

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  2. En Argentina, un escritor demandó a Planeta por estafa a cuenta de su premio de allí que, como aquí,tiene a su ganador en boca de todos mucho antes de votarse. El hombre ganó el pleito y no sé qué fue de él, quizás alguien que lea este blog nos lo aclare. En el jurado, creo recordar, había personas tan ejemplares como Mario Benedetti quien tuvo que pasar por ese mal trago al final de su vida. Esto nos da idea de lo asumida que está esta corruptela en el mundo de las letras.
    A muchos de los que se les llena la boca de espumarajos al hablar de la corrupción de los políticos, les querría ver yo negándose a participar en jurados de algunos de los premios que se convocan aquí, por no hablar de que se negaran a presentarse cuando se les ofrece, con palabras ambiguas, el propio premio. Lo curioso es que cada nueva convocatoria de estos premios recibe más originales que la anterior de incautos que ponen sus ilusiones, esfuerzo y dinero al servicio de un mecanismo históricamente corrupto. No se dan cuenta de que, sin ellos, estos premios no existirían.

    Aunque seguro que hay premios honestos, hace años que decidí no presentarme a ninguno. En otros países, los premios más prestigiosos se dan a obras publicadas. Aquí son parte de montajes editoriales.
    David Torrejón

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  3. Más tontos sois -con perdón sea dicho- los que, sabiéndolo, seguís concurriendo a certámenes de esta calaña. Pero no hay ningún descubrimiento novedoso: hace ya veinticinco años (¡joder, un cuarto de siglo!) mi profesor Antonio Prieto, uno de los prebostes de la "dirección literaria" de la editorial en cuestión, y miembro fijo del jurado durante varios decenios, se jactaba de no leer nunca ni un solo original. Añadía, además, que el original destinado al primer premio se lo leía en el tren, de camino a la gala de entrega de los galardones.

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  4. JA JA. Excelente ejemplo de desfachatez, José Ramón. No sabes cómo me arrepiento de haber sidio tonto unos años de mi vida. La juventud es idealista, sin duda.

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