El mallorquín Cristóbal Serra es uno de los
más famosos autores secretos españoles. Es ajeno a las modas. Todos sus libros
son raros.
Este empieza como un libro normal, dando
noticias de los libros que ha escrito y de las circunstancias en que lo hizo. Cuenta
que por motivos de vecindad conoció (y admiró) al admirable Robert Graves (reproduce
–me encanta- algunos de los implacables juicios de Graves: de Aldous Huxley solo
destaca que le gustaba Greta Grabo; de Eliot, que no había hecho el servicio
militar; de Dylan Thomas, que era un charlatán...) También cuenta –Serra- que
Michaux exigió revisar la traducción de Borges de Un bárbaro en Asia, y que lo hizo él, Cristóbal Serra. Michaux era
altivo y no contestó a ninguna de sus cartas, en las que le planteaba consultas.
Pero poco a poco el libro adquiere un aire
desconcertante. Hace un gran elogio de un libro en el que se demuestra que los
judíos proceden de España. Quizá habría que leer el libro. Pero parecen
insensateces. Más adelante encontramos la revelación de que Serra hizo de
médium y se comunicó con Larrea, con Papini, con Unamuno, con Borges, y que
dejó de hacerlo porque Quevedo se enfadó con él y le amenazó... Llegas a pensar
si no estarás leyendo a un simple chiflado. El final, con sus noticias y sus
reflexiones sobre el asno y sobre el cristianismo te tranquilizan, pues aunque
son heterodoxas -al estilo de Graves-, no son majaderías.
Su escritura tiene un tono profético, quizá por
su trato constante y la repetición de citas de la Biblia, de Lao Tse, de Blake...
Conoce todo Guenon, pero de un personaje tan
complejo y tan interesante solo resalta su simpatía por el taoísmo, que a un
aficionado le parece un aspecto marginal.
La página me está sirviendo para dar con buenas lecturas... Gracias!
ResponderEliminarNo conocía a Cristóbal Serra, pero lo que dices es muy interesante. Lo leeré. Como bien dice el comentario anterior, lo bueno de este intercambio de lecturas y pareceres son los nuevos "senderos de lectura" que se abren. No solo podemos conocer nuevos autores, sino -al menos en mi caso- contrastar (y modificar en algunos casos) mis opiniones sobre otros.
ResponderEliminarCada vez me gustan más las apuestas por las insensateces, sobre todo si están bien narradas (imagino que el hecho de que Pre textos las avale, es ya una garantía de calidad narrativa). La equiparación en el mismo cajón de información contrastable y verosímil con la argumentación más insólita me fascina. Tengo que reconocer que soy de las que se queda al pairo espiando conversaciones que dan la medida de la "insensatez" humana, pero nunca he tenido el valor de apropiarme de esas insensateces para ponerlas por escrito, como Serra. Me desconcertaría mucho que me acusaran no de ser un vehículo narrador de insensateces, sino de escribir "desde el corazón". ¿No sentís terror al escribir de que os puedan tachar de alucinados?
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