En
esta colección hay cuentos más o menos serios y los hay claramente
humorísticos, muy eficazmente humorísticos (algunos son serios, pero en la
última línea el autor los disfraza de humor, como el de los viajes a África).
Pero lo que quiero señalar es que hay un esquema que se repite bastante y ese
es un esquema de Cortázar: dos realidades separadas que de repente invierten
sus puestos, se intercambian los papeles. Cada mundo, cada personaje, ocupa el
lugar del otro. Es Ajolote, es La noche boca arriba, es La isla a mediodía, es Todos los fuegos el fuego..., tantos
amados cuentos de Cortázar. Y eso mismo ocurre aquí en “Confusión”, en “El
secador y la liga”, en “El rostro” (en este es en el que más claramente se ve),
incluso en “Los viajes a África”. Abunda algo que a mí me parece una variante,
una especie de esquema intermedio: alguien ocupa el lugar de otro (“El que
jadea”, “La mosca”, “El hombre que corría”). A menudo alguien tiene acceso a
otra vida, se asoma a ella, pero vuelve (o quiere volver) a la habitual. Durante
un momento los personajes se ven a sí mismos desde fuera, desde otro punto de
vista. El personaje vive esa extrañeza. Y eso mismo también aparece en El mundo, esa obra maestra de la
literatura española reciente, en la que está todo el universo de Millás, en la
que todas sus novelas encajan como piezas de un puzle.
Muy apetecible este libro que comentas, Emilio. Y muy de Millás parece. Yo, desde El mundo, siento veneración por este autor. En mi opinión, escribió el libro perfecto, magistral.
ResponderEliminarJuan José Millas es uno de mis escritores españoles favoritos. Me parece un auténtico genio, principalmente en el relato y el artículo periodístico. Su libro recopilatorio Articuentos es una auténtica maravilla.
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