martes, 4 de diciembre de 2012

Entrevista a Rosario Curiel, autora de "Memorias de la salamandra"




Nos estamos devorando a nosotros mismos”
entrevista a Rosario Curiel



La escritora Rosario Curiel habla para Náufragos de su último libro, “Memorias de la Salamandra”, Ediciones La Discreta, una novela que relata aquel mundo consumista de las sociedades modernas donde lo importante son las apariencias y la nueva utopía el consumo desenfrenado.



por Matías Crowder


En una zona de la ciudad de Lleida dedicada al ocio, conocida bajo el nombre de “Utópolis”, en las instalaciones de un famoso y sofisticado wellness, junto a restaurantes, bares, zonas de recreo para los niños y mayores, se reúne un grupo de mujeres y hombres, adoradores de esa nueva religión de las sociedades avanzadas que es el culto al cuerpo y al consumo. Algunos de sus integrantes, tal vez, logren escapar de las llamas de esa vida como la salamandra, de quien se dice que puede cruzar el fuego sin quemarse, y comenzar una nueva vida. La escritora Rosario Curiel construye, en este escenario de las vida moderna, con relatos llenos de humor y tragedia, una crítica reflexión de la existencia individual y del consumismo imperante.


¿Vivimos en un mundo donde lo importante son las apariencias?
Radicalmente sí. Pero también, y precisamente por ello, cada vez hay más mentes inquietas que empiezan a preguntarse qué hay detrás de las apariencias.

¿El ocio y el cuidado estético han reemplazado el antiguo papel de la religión?
En parte. Son rituales que sustituyen elementos que sirven para sentir una cierta seguridad que la misma vida nos niega. Sin embargo, como su objeto final es un elemento no trascendente (el cuerpo y la distracción del cuerpo y la mente), siguen brindando la insatisfacción suficiente como para repetir y engancharse a una espiral de más ocio y más cuidado. Hablo del ocio como simple evasión, no de aquel ocio productivo que nos lleva a leer o al teatro (al cine en según qué ocasiones) o a escuchar música con un ánimo activo, con un espíritu disparado hacia sus regiones superiores, más allá de la simple descarga de adrenalina.

¿Cuál es la memoria de la salamandra?
La salamandra recuerda el camino de fuego que ha tenido que atravesar para llegar a ser feliz, para llegar a ser ella misma. Para llegar a ser la mejor de sus versiones posibles.

En esta era de la imagen, ¿qué papel juega la literatura?
Es evidente que, por una parte, la literatura se está volviendo cada vez más visual por el efecto de los nuevos soportes digitales: en la era de la pantalla, el lector se mueve a golpe de impulso visual hasta transformarse en lectoespectador, en palabras de Vicente Luis Mora. Por otra parte, la presencia (impenitente e impertinente) de tipos físicos exigentemente perfectos en todos los medios condiciona la presencia de esa obsesión por la imagen, bien para reproducirla o bien para criticarla. En el caso de mis textos, me gusta conjugar la presencia de físicos aparentemente perfectos (para destacar, a menudo, su falsedad de cuerpos fabricados) con la presencia de tipos físicos comunes, con los que cualquier lector o lectora puede identificarse y, también, con los tipos considerados tradicionalmente imperfectos, o singulares: me parecen especialmente interesantes desde el punto de vista narrativo.

¿Usted es o ha sido una consumidora de este culto al cuerpo, solo se ha visto tentada o jamás le ha llamado la atención?
Me gusta hacer deporte de forma moderada. Para mí es una manera de meditar. Bailar, correr o, simplemente, andar, me ayuda a encontrarme conmigo misma dentro de mis vericuetos interiores. Me ayuda, además, a contrarrestar la sobredosis de trabajo mental que normalmente marca (y bien a gusto) mi vida. No me atrae el ejercicio como exceso y tampoco su negación absoluta. Se trata de mantener la máquina (el cuerpo) en el mejor estado posible para que siga funcionando en condiciones. No olvidemos que somos una especie nacida para la caza y la recolección, para el movimiento, y que nuestro modo de vida acostumbra a ser sedentario. Una manera de no acumular estrés es practicar ejercicio. Es algo obvio, claro, pero se trata de seguir el lema clásico: mens sana in corpore sano.

¿La nueva Utopía es el consumo?
Sí. Y también la obligación de ser felices que lleva implícita la utopía consumista. Esa imagen perfecta que se supone debes ofrecer, tanto en lo material como en lo espiritual, nos está matando. De hecho, nos devora. De ahí la persistente contrautopía del género zombie, tan de moda: nos estamos devorando a nosotros mismos.

Habla de mujeres que les asusta mirar su reflejo. ¿Qué ve Rosario Curiel al mirarse al espejo?
Una persona. Contenta de estar viva. Contenta de vivir de manera más o menos consciente. Intento cuidarme y tener una apariencia más o menos digna de la misma manera que procuro comer sano porque me gusta y porque quiero cuidar mi salud, pero no me preocupa en absoluto resultar especialmente atractiva a nadie. A veces me levanto muy ojerosa porque no suelo tener mucho tiempo para dormir (siempre ese exceso de trabajo), pero no corro a aplicarme antiojeras, por poner un ejemplo. Me da una pereza terrible. Creo que quien me mire debe ver a la persona, no el cuerpo. Sé que esta actitud no es frecuente: es un verdadero descanso sentirse así, debo decir.

Uno de los personajes sufre de bulimia y anorexia. ¿Es la enfermedad de nuestro tiempo?
Por desgracia, es una de las enfermedades de nuestro tiempo. Una más de la larga lista de enfermedades que nacen de la insatisfacción con lo que se vive y con lo que se es. Una más de la larga lista de consecuencias indeseables que arrastra la búsqueda de una perfección inalcanzable, que solo sirve para generar una sensación de vacío que el ser humano procura llenar con el ocio y el consumo y el culto obsesivo a un cuerpo que se rebela, al final, contra todos estos excesos. Y es curioso que, aun en este nuestro tiempo de crisis, nuestra sociedad siga siendo un lugar en el que hay gente que pasa hambre y gente que vomita la comida o directamente se niega a ingerirla. Y todo, por la imagen distorsionada que tenemos de nosotros mismos, porque siempre andamos comparándonos con lo que podríamos ser en lugar de amar lo que ya somos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario