Ya
lo conocíamos por las divertidas y a la vez interesantes Historias de Nueva York e Historias
de Londres, (creo que también tiene unas Historias de Roma). Todos estos libros son recopilaciones de
crónicas publicadas antes en El País (para
mi gusto, estas y los artículos de Jacinto Antón son lo mejor del periódico). Las
crónicas de Enric González comparten dos cosas: un leve tono humorístico (sin
perder de vista que de lo que trata es de informar) y que están muy bien
escritas. En este libro en concreto demuestra que (a pesar de los diarios
deportivos y de la mayoría de los redactores de deportes de los diarios
generales) se puede escribir sobre fútbol con inteligencia, y con gusto, y con
elegancia, sin recurrir al lenguaje estereotipado propio de los periódicos
deportivos. En cuanto al contenido, lo que reflejan estas crónicas es que en el
fútbol italiano hay mucha corrupción (directivos implicados en el apaño de
partidos, por los que sus clubes sufren sanciones muy severas, como perder la
categoría o privárseles de títulos...), que hay hinchadas muy violentas (la de
la Lazio es filofascista, sin complejos; tienen incluso –dice Enric- un
monumento a Mussolini dentro del estadio) que provocan disturbios con mucha
frecuencia, y que bastantes equipos van unidos a una línea ideológica: Lazio es
fascista, el Livorno es comunista. En bloque. Y así muchos equipos. Habla de
fútbol relacionándolo con la sociedad y con el carácter italiano. Por ejemplo,
nos cuenta que gracias a un nieto futbolista la policía pudo atrapar a un
mafioso muy buscado, pues el abuelo no se podía resistir a la tentación de ir a
ver jugar a su nieto. O que hay quien dice que el catenaccio es consecuencia de
la historia italiana, que ha sufrido invasiones de todo tipo de pueblos y
siempre se ha visto obligado a estar a la defensiva. Todas las crónicas son,
como mínimo, siempre entretenidas.
(Recoge
un chiste que cuentan los aficionados del Milán: Gatusso (del Milán) se apuesta
con sus compañeros a que él solo gana al Inter. Sus compañeros aprovechan el
descanso y se van el fin de semana, por lo que no pueden ver el partido. Llaman
a Gatusso por la noche. “¿Qué tal te fue?” “Empaté a uno”, dice cabreado.
“Pero, hombre, es grandioso empatar a uno contra once.” “No, si lo que me
molesta es que me expulsaron en la primera parte por protestar, y fue injusto.”)
Enric
González Historias del Calcio
(Barcelona: RBA, 3ª ed., 2010)
Muy interesante, muchos países se pueden "contar" con este deporte.
ResponderEliminar