Rompiendo la lisura de la calle,
se han quedado plantados
los balcones,
renuentes al paso de los tiempos,
heroicos e insumisos,
buscando en los espacios
ya perdidos
un vestigio de historia
a que aferrarse.
O, tal vez,
soberbios y arrogantes,
esperando, de la luz
color de agua,
el anuncio de un profético linaje
o un nuevo viento,
amable y silencioso,
que los proyecte
a un infinito trascendente.
Hermosísimo y evocador. Enhorabuena una vez más.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias, maestro. Un abrazo.
ResponderEliminarEl Caneiro