jueves, 31 de enero de 2013

Los otros clásicos I- Juan de Arguijo



Movido e inspirado por el fecundo magisterio de nuestro “padre y maestro mágico, liróforo marino” Pepe Junco, inicio con este espléndido soneto del sevillano Juan de Arguijo una recopilación de poemas que, bajo el título de “Los otros clásicos”, sólo pretende recuperar y traeros de nuevo al magín, oh dilectos cofrades, algunas de las piezas maestras de los mal llamados “poetas menores” del Siglo de Oro. Mi aportación, pues, será mucho más limitada –como cabría esperar– que la enciclopédica labor de divulgación que ha emprendido Pepe en este laberinto cibernético, abriendo una amena e inesperada vía pedagógica, despojada de plúmbeas imposiciones académicas, en el confuso babel de Facebook. Yo  –más vago, menos sistemático y, desde luego, mucho menos docto que Pepe–, me contentaré con rescatar del olvido algunas piezas sublimes de aquellos autores que han pasado a los manuales de literatura (si es que han llegado a verse impresos en ellos) bajo el marbete de “poetas menores”, solo por la fatalidad de haber sido coetáneos de algunos monstruos como Góngora, Lope, Quevedo o Calderón.



I.- Juan de Arguijo (1564-1623)

En segura pobreza vive Eumelo
con dulce libertad y le mantienen
las simples aves que engañadas vienen
a los lazos y ligas sin recelo.

Por mejor suerte no importuna al Cielo
ni se muestra envidioso a la que tienen
los que con ansia de subir sostienen
en flacas alas el incierto vuelo.

Muerte tras luengos años no le espanta
ni la recibe con indigna queja,
mas con sosiego grato y faz amiga.

Al fin, muriendo con pobreza tanta,
ricos juzga a sus hijos pues les deja
la libertad, las aves y la liga.


10 comentarios:

  1. Qué maravilla. Gracias, José Ramón. (¡Larga vida a esta serie que empiezas hoy!) Emilio

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  2. Buenísima idea, JR. Seguiré tu selección y comentarios con vivo interés. Grandísimos poetas estos otros clásicos.

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  3. Celebro que estés emprendiendo esta labor también por este flanco.

    "La libertad, las aves y la liga". Hermoso legado.

    Abrazos,

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  4. Celebro mucho que estos poemas "olvidados" vuelvan a despertar el interés de algunos lectores, y más cuando estos son de la calidad de Elena, Emilio, Luis y Santiago (por citar solo a los que acabáis de manifestar vuestro agrado por la aparición en "Náufragos" de "LOS OTROS CLÁSICOS"). Os agradezco vuestras felicitaciones, pero en verdad que yo no tengo mérito alguno, pues este soneto y otros que irán apareciendo aquí son tan excelsos y dignos de divulgación, que a cualquiera se le hace grato emplear su tiempo en recordarlos, localizarlos y pasarlos a limpio con un mínimo comentario que ubique al lector. La idea de traerlos al blog, por lo demás, tampoco es mía, pues soy lo suficientemente inconstante y perezoso para no comprometerme a sostener una serie de post con la constancia y brillantez con que vosotros mantenéis vuestras respectivas aportaciones, cofrades. Pero Luis Junco, siempre más sabio y lúcido que yo, enseguida advertió que estos poemas pronto quedaban sepultados por las toneladas de genialidades, frivolidades y, en general, basura informática que vertemos constantemente en Facebook; y me sugirió que, sin necesidad de abandonar la inmediatez de dicho cauce, trajéramos "LOS OTROS CLÁSICOS" también a "Náufragos". Así que ya lo sabéis: si os aburro con estas rarezas del Siglo de Oro (¡ojo, que en Facebook ya vamos por la entrega decimotercera!), culpad a Luis. Saludos, José Ramón.

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  5. Yo no soy visitante de Facebook y sentía mucho estarme perdiendo tu serie. Así que no sabes cómo me alegro de que aparezca ahora aquí. Saludos. Emilio.

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  7. AL DISCRETO JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ


    Un discreto varón muy informado,
    amante como pocos del soneto
    de repente se ha visto en el aprieto
    de dar a conocer lo no afamado.

    Y a un conjunto de genios olvidados
    convoca y reivindica el tal discreto,
    desde lo general a lo concreto
    va mostrando a los poco consagrados.

    De sus curvos bigotes afilados
    con su conocimiento y su destreza
    genios saca mas genios ignorados.

    Nosotros celebramos con cerveza
    el impulso del vate enamorado
    por dar a conocer lo no nombrado.

    Modesto en su intención y algo “encoñado”
    colchonero de pro, brillante, honrado,
    de propia confesión “algo cansado”.

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    1. Me espanta, halaga y sobrepuja tan alto encomio, y más viniendo de persona tan precipua... Pero bien está lo que está bien: quede la cosa aquí, yo bien pagado con estos ditirámbicos endecasílabos, y el autor harto honrado con haberlos alumbrado en su fecundo magín. ¡No vaya a convertirme yo ahora en tema, a estas alturas de la Liga, como Dativo o Alfaya!
      Saludos, José Ramón.

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    2. ¡Lo que me pierdo por seguirlo en el Facebook! Casi se me pasa el encomio. Saludos de Dativo.

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