Mario
Bellatin es un escritor mejicano nacido en los años 60, que dirige la Escuela
Dinámica de Escritores de Méjico como una asociación civil sin ánimo de lucro y
busca nuevas formas de aprender y practicar la literatura. Su novela Salón de belleza es uno de esos libros
cuya lectura deja en el ánimo una profunda huella.
Se
trata en realidad de una novela corta, apenas 34 páginas, pero de una enorme
intensidad.
En
un barrio marginal de una gran ciudad, tres homosexuales abren un salón de
belleza. El narrador es uno de ellos, y nos cuenta la evolución de ese salón de
belleza, desde ser un lugar al que acudían las mujeres a embellecerse, hasta el
Moridero en que el protagonista decidió convertirlo: un sitio a donde hombres
(solo se admite a los hombres) afectados por la epidemia de “la enfermedad” y
en estado terminal van a morir. En el cuidado diario de esos huéspedes, en el
objetivo de convencerles de lo irrevocable de su destino y llevarlos a un
letargo en compañía en el que se ahogan todas las angustias mientras se espera
la muerte, el narrador halla la calma que su vida anterior, disipada y caótica,
no le había permitido.
Pero
al tiempo que nos relata su peripecia, también nos da cuenta de su afición por
los acuarios, entre cuyas paredes de cristal cría y cuida distintos tipos
peces, que se convierten en testigos mudos de lo que ocurre en el salón de
belleza. En apariencia separando dos universos separados e independientes, sin
embargo las paredes de cristal de los acuarios se muestren permeables, y a
ambos lados, como en un juego de espejos, se producen situaciones similares.
Así, la muerte de un huésped parece tener su reflejo dentro del acuario:
Curiosamente, con el muchacho perecieron tres peces al mismo tiempo… Después de su muerte, con los peces ya lejos de su lado, encontré tres Monjitas rígidas en el fondo.
La
resistencia de algunos huéspedes a la muerte se traduce en una renuencia
similar en el interior del acuario:
Me sorprende lo fiel que se ha mostrado esta última carnada de peces. Pese al poco tiempo dedicado a su crianza se aferran de una manera extraña a la vida.
Y
el violento y cruel levantamiento del vecindario contra lo que se ha convertido
el salón de belleza, tiene su contrapartida en la depredación una especie de
peces por otra.
Cuando
la enfermedad afecta también al protagonista, éste tiene que afrontar el futuro
del salón de belleza.
En resumen, un libro conmovedor pero que cierra
cualquier resquicio al sentimentalismo; de un lenguaje desnudo de todo
artificio, igual de descarnado que el huésped que se acerca al Moridero.
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