viernes, 19 de octubre de 2012

Salón de belleza, de Mario Bellatin


Mario Bellatin es un escritor mejicano nacido en los años 60, que dirige la Escuela Dinámica de Escritores de Méjico como una asociación civil sin ánimo de lucro y busca nuevas formas de aprender y practicar la literatura. Su novela Salón de belleza es uno de esos libros cuya lectura deja en el ánimo una profunda huella.

Se trata en realidad de una novela corta, apenas 34 páginas, pero de una enorme intensidad.

En un barrio marginal de una gran ciudad, tres homosexuales abren un salón de belleza. El narrador es uno de ellos, y nos cuenta la evolución de ese salón de belleza, desde ser un lugar al que acudían las mujeres a embellecerse, hasta el Moridero en que el protagonista decidió convertirlo: un sitio a donde hombres (solo se admite a los hombres) afectados por la epidemia de “la enfermedad” y en estado terminal van a morir. En el cuidado diario de esos huéspedes, en el objetivo de convencerles de lo irrevocable de su destino y llevarlos a un letargo en compañía en el que se ahogan todas las angustias mientras se espera la muerte, el narrador halla la calma que su vida anterior, disipada y caótica, no le había permitido.

Pero al tiempo que nos relata su peripecia, también nos da cuenta de su afición por los acuarios, entre cuyas paredes de cristal cría y cuida distintos tipos peces, que se convierten en testigos mudos de lo que ocurre en el salón de belleza. En apariencia separando dos universos separados e independientes, sin embargo las paredes de cristal de los acuarios se muestren permeables, y a ambos lados, como en un juego de espejos, se producen situaciones similares. Así, la muerte de un huésped parece tener su reflejo dentro del acuario:
Curiosamente, con el muchacho perecieron tres peces al mismo tiempo… Después de su muerte, con los peces ya lejos de su lado, encontré tres Monjitas rígidas en el fondo.

La resistencia de algunos huéspedes a la muerte se traduce en una renuencia similar en el interior del acuario:
Me sorprende lo fiel que se ha mostrado esta última carnada de peces. Pese al poco tiempo dedicado a su crianza se aferran de una manera extraña a la vida.

Y el violento y cruel levantamiento del vecindario contra lo que se ha convertido el salón de belleza, tiene su contrapartida en la depredación una especie de peces por otra.

Cuando la enfermedad afecta también al protagonista, éste tiene que afrontar el futuro del salón de belleza.

En resumen, un libro conmovedor pero que cierra cualquier resquicio al sentimentalismo; de un lenguaje desnudo de todo artificio, igual de descarnado que el huésped que se acerca al Moridero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario