Algunos de los cómics (o
novelas gráficas, no entiendo de eso) de Taniguchi, como El olmo del Cáucaso, o El
caminante, contienen historias contemporáneas leves, sutiles, delicadas,
como haikus, o como películas de Ozu. Otros, además de eso, tienen la
complejidad de una novela (como La época
de Botchan, 7 volúmenes, o El
almanaque de mi padre, o mi favorito, el maravilloso Barrio lejano). Otros son incursiones en distintos géneros: la
novela de aventuras (El viajero de la
tundra, inspirado en las historias del Gran Norte de Jack London), la
novela negra (El rastreador), la
literatura de montaña (La cumbre de los
dioses, en 5 volúmenes espléndidos, un recorrido completo por el mundo del
alpinismo), los libros de animales (Seton,
3 volúmenes, uno de ellos, especialmente bueno, dedicado a un lobo).
Sky Hawk es un western. Un western que cuenta con el aval de Moebius que
en un breve prólogo dice que cuando el western dejó de hacerse en Hollywood se
refugió en los cómics europeos y que Taniguchi es el único autor de manga
(mangakas se les llama) capaz de entrar en este género.
El planteamiento de Sky Hawk es muy
original. Dos samuráis que han perdido todas las guerras en las que han
participado, exiliados a los Estados Unidos durante la Restauración Meiji
(1868), acaban yendo a parar a los territorios de caza de los indios crow. Allí
entran en contacto con la tribu siux de Caballo Loco y comienzan a vivir con
ellos. Enseñan jiu-jitsu a los indios y son testigos de todas las injusticias y
atropellos que con ellos cometen los blancos, incumpliendo sistemáticamente
todos los tratados que firman. Poco a poco comprueban que sus valores y los de
los indios no son muy diferentes y acaban apoyándoles en sus enfrentamientos
con el hombre blanco. Unos enfrentamientos que, para no contar más, culminan en
la apoteosis de la batalla de Little Big Horn (para contarla Taniguchi asegura
haberse documentado mucho, además de haber tomado nota de películas como Pequeño gran hombre, Las aventuras de Jeremías Johnson, Un hombre llamado caballo, Bailando con lobos o El último mohicano, que no son malas
referencias).
Por lo que llevo dicho, podría
parecer que se trata de un cómic parecido a los del Teniente Blueberry. Y no.
Para empezar, son 287 páginas (de tamaño novela, eso sí) que además hay que
leer, como todos los cómics de Taniguchi traducidos en España, a la japonesa,
es decir, empezando por la que para nosotros es la última página y siguiendo siempre
un orden de derecha a izquierda. Pero, sobre todo, es muy japonés, “muy manga”.
¿Qué quiero decir? No sé. Que es muy japonés. Quien haya leído otros cómics de
Taniguchi quizá lo entienda. Doscientas ochenta y siete páginas llenas de
aventuras y peripecias (en las que aparecen “viejos conocidos” nuestros, como
Toro Sentado o el general –realmente teniente coronel– Custer), con las que tal
vez disfruten no solo los amantes del western.
Jiro Taniguchi Sky
Hawk (Ponent Mon, 2010)
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