Una de las nuevas palabras que incluye la 23ª edición del Diccionario de la lengua española impulsado por la Real Academia Española es “caminería”, en cuya primera acepción leemos “conjunto de caminos” y cuya segunda acepción reconoce el término como "estudio de las vías de comunicación en relación con su entorno geográfico y cultural".
Las
palabras se imponen por la fuerza del uso de los hablantes o por la relevancia
de lo que nombran. Este es, sin duda, el caso de “caminería”, voz que enuncia,
sobre todo, una disciplina rigurosamente transversal que estudia con el mayor detalle
la aportación de los caminos desde el punto de vista de la ingeniería, la
arquitectura, la geografía, la economía, la historia, el arte, la lengua y la
literatura.
Y
vayamos cuanto antes al artífice de la disciplina, y por lo tanto también al
padre intelectual de la idea y de la palabra que la nombra. No habría caminería
sin su principal impulsor, el eminente filólogo Manuel Criado de Val, que a sus
noventa y siete años, aun privado de la vista, sigue brindando una monumental
lección de lucidez y trabajo que corona ejemplarmente su trayectoria magistral
como docente y como investigador.
Don
Manuel, presidente de la Asociación Internacional de Caminería Hispánica, ha
promovido desde 1992 hasta este mismo año doce congresos internacionales que
han reunido año tras año a todos aquellos investigadores que han sabido
plantearse el valor de los caminos a la luz de las más variadas aproximaciones
científicas, convirtiendo la investigación interdisciplinar en una realidad
fecunda alumbrada por la experiencia, el diálogo y la diversidad metodológica.
Me basta recordar las valiosísimas intervenciones, propuestas tanto por
ingenieros como por humanistas, que animaron el coloquio correspondiente a la
mesa redonda que en el último congreso, celebrado en Madrid en junio de 2014,
dedicamos a las últimas investigaciones sobre el Quijote de Avellaneda: caminos literarios que abren y allanan otros
caminos.
No
es casual que la Universidad de San Nicolás de Hidalgo de Morelia (México) haya
instituido la Cátedra de Caminería que lleva su nombre, ni es un logro menor
que quien ha vivido para las Humanidades haya sido capaz de conseguir, con el
esfuerzo de todos sus colaboradores, que la hermosa palabra que ha dado sentido
a sus principales esfuerzos durante estos últimos veintidós años forme parte ya
para siempre del tesoro léxico de los hispanohablantes.
Ojalá
el profesor Criado de Val siga mucho tiempo alumbrando los caminos que desde
hace tiempo, y gracias sobre todo a su impulso, tienen otro sentido y otro
valor, y ojalá sigamos teniendo la dicha de seguir caminando a su lado para
intentar conocerlos y entenderlos mejor.
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