Este libro
pertenece a ese género que los anglosajones llaman quest, libros en los
que se relatan dos historias: por una parte, la vida de un personaje real, y,
por otra, la investigación que hace el autor en busca de datos y de testimonios
que le permitan elaborar esa biografía. En español este género ha dado obras
magníficas. Por ejemplo, El honor de las injurias, en la que no sabemos
qué nos resulta más interesante, si la vida del anarquista Felipe Sandoval que
Carlos García-Álix va reconstruyendo, o los pormenores de su investigación. O
el emotivo Desenterrando el silencio, sobre el maestro Antoni Benaiges,
asesinado al principio de la guerra civil en Briviesca (Burgos), cuando
preparaba una excursión para llevar a sus alumnos a ver el mar. (El prólogo de
Juan Manuel Bonet a las poesías de Rafael Lasso de la Vega tiene también mucho
de quest. Hay más, y seguramente
hablaremos de algunos en esta página.) Todos estos libros están emparentados
con el de A. J. A. Symons En busca del barón Corvo, que si no es la
primera sí es quizá la más famosa quest.
Esta de Los Modlin es una obra fascinante. Un
día un cuñado del fotógrafo Paco Gómez le llama y le dice que en el número 2 de
la calle del Pez alguien ha tirado a la basura fotos, papeles, ropa, muebles…
el contenido de una casa. Le dice que si se da prisa quizá pueda encontrar
algo. Cuando llega hay mucha gente rebuscando. Paco Gómez coge muchas fotos,
sobre todo fotos. En ellas salen casi solo tres personas: una pareja (un hombre
y una mujer) adulta y un joven (en algunas fotos es un niño). A veces el hombre
y el niño están desnudos o semidesnudos y adoptan posturas forzadas y extrañas.
También hay muchas fotos de cuadros. Pasa bastante tiempo hasta que Paco Gómez
empieza a recoger noticias de esas personas, muchas veces por casualidad. Y es
entonces cuando comienza su quest y
busca y entrevista a vecinos, conocidos, amigos de esas tres personas y va
reconstruyendo sus vidas.
La pareja son
Elmer y Margaret Modlin, un matrimonio norteamericano que llega a Madrid en los
años setenta con la esperanza de que aquí se valoren como se merecen los
cuadros de Margaret. El joven es Nelson, el hijo de ambos. Las posturas
extravagantes en las que aparecen Elmer y Nelson en las fotos son posados que
Margaret utiliza para sus cuadros. Los cuadros de Margaret son vagamente
surrealistas, de un surrealismo lleno de símbolos apocalípticos. Hay uno
magnífico de Henry Miller, de quien eran amigos, con alas de ángel. Elmer había
sido actor de reparto y había aparecido en multitud de películas (en La
semilla del diablo, por ejemplo, y en muchas de serie B; también en
numerosas películas españolas de la época). Fue el primer norteamericano en
entrar en la Nagasaki destruida por la bomba atómica (experiencia que no
olvidará nunca). La investigación es apasionante y va descubriendo poco a poco
el carácter de cada uno de los miembros de la familia. Una mujer que vuelca
toda su actividad, toda su vida, en su arte, por el que espera ser reconocida
como uno de los grandes artistas de todos los tiempos. Un marido enamorado que
la ayuda a ella a encontrar ese reconocimiento. Y un hijo que quiere mantenerse
a distancia de sus padres. (Nelson fue modelo, actor, locutor; su voz, dice su
segunda mujer, se oía en El Corte Inglés, en los aeropuertos, en muchos
anuncios de televisión).
El libro
tiene varios momentos cumbre, como cuando el autor encuentra a amigos íntimos o
a testigos muy cercanos de esta extraña familia, que le dan noticias de primera
mano, y sentimos que esos borrosos personajes son personas a las que casi
podemos ver y oír.
Por otro
lado, es un libro bien triste, que muestra cómo ese matrimonio que nunca llega
a hablar bien español, vive prácticamente encerrado en su piso, esperando un reconocimiento
que nunca llega. Margaret alcanzará parte de la celebridad que buscaba solo
después de muerta, y toda su obra irá a parar a unos almacenes, después de
haber estado años en el piso vacío, medio en ruinas, no a una fundación, o a un
museo, como quería. Todo acaba saliendo mal en esta familia atípica.
Paco Gómez
convocó un crowdfunding para editar el libro y el dinero que pensaba
recaudar en treinta días lo obtuvo en cuatro.
Los Modlin es una quest muy interesante. La quest es un género muy desconocido, por lo que es muy de agradecer una reseña como esta.
ResponderEliminarHabía leído un reportaje sobre el libro y su historia pero tu entrada, Emilio, me acelera aun más las ganas del libro. De lo que no tenía ni idea, ignorante de mí, es de que perteniera a un género determinado llamado "quest". Contigo siempre se aprende. Gracias.
ResponderEliminarDavid Torrejón
Ignoraba yo también la existencia de tal género. Nunca quiero leer tus entradas en Náufragos porque acabo con ansiedad, carencia, tarea pendiente y reconcomio. Pero al final siempre pico.
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