Una vez dijo un crítico que el haiku es un género que, igual que el aforismo, se presta al descubrimiento casual.
Es posible encontrar un haiku por casualidad, pues cuanto mejor es un haiku, menos subjetivo, más ajeno es al poeta, más puro objeto que está ahí fuera, en el mundo. Pero no es fácil encontrarlos, aunque estén fuera de nosotros y el poeta intervenga poco en su elaboración. Hay que tener el ojo muy entrenado para descubrirlos. Es fácil que pasen desapercibidos, o que sean invisibles.
Vicente Haya, quizá el más prestigioso estudioso español del haiku, que ha publicado varias antologías, traducciones y ensayos sobre el tema, recoge en esta selección haikus compuestos por poetas menores de 12 años. No sé cuánto habrá de casualidad en ellos, pero los hay tan extraordinarios como estos:
5 años
Atrapando cigarras,
las de muy arriba
no las alcanzo.
6 años
También la oruga pequeña
está viviendo
con todas sus fuerzas.
El girasol.
Uno tras otro los niños
midiéndose con él.
7 años
Sombra alargada.
Antes que yo mismo
llega a casa.
El canto de un insecto…
¿Será el saltamontes
que yo tenía?
Mirando la luna
con las enormes
sandalias de papá.
8 años
Vendida mi vaca
se va
volviendo la cabeza.
Cantan las cigarras.
Los secretos que nos contamos
apenas se escuchan.
Si me elevo
al columpiarme,
el cielo de otoño.
9 años
Un pino
que ha tardado cien años
en hacer su tronco.
10 años
Caza de luciérnagas.
Andando junto a papá,
el olor de papá.
En los pastelitos de arroz
han quedado un poco marcados
los dedos de mamá.
De vuelta al hospital,
el abuelo mira
los campos de arroz.
11 años
En el camping,
las toallas puestas a secar.
Ninguna del mismo tamaño.
Cuando yo era pequeño y alguien traía los deberes muy bien hechos, se sospechaba que se los habían hecho sus padres. Aquí hay tantos deberes bien hechos, que uno se pregunta si los haikus de los “papás” japoneses no se los habrán hecho sus hijos.
La inocencia del haiku. Selección de poetas japoneses menores de 12 años.
Com. Vicente Haya (Vaso Roto Ediciones: México, 2012)
Breve, denso, hermoso comentario. Me encanta la reflexión final. Gracias, Emilio.
ResponderEliminarGracias, Luis. Me maravilla que niños tan pequeños sean a la vez tan experimentados poetas. Emilio
ResponderEliminarLa verdad es que es impresionante que niños tan pequeños sean capaces de tener esa habilidad de compresión. Está claro que ven el mundo de otra forma.
ResponderEliminarAquí va mi primer haiku en japonés, que desgraciadamente no le llega ni a la suela de los zapatos a los de los niños de 6 años:
雪がふる。
村思い出す、
夜になる。
(Lectura)
yuki ga furu.
mura omoidasu,
yoru ni naru.
(Traducción)
Cae la nieve.
Recuerdos de pueblo,
llega la noche.
Tamarán, eres el primer español que conozco que escribe haikus en japonés. Qué bonito suena. Me encanta.
EliminarEmilio
Me parece estupendo que se recuerde que a muchos niños en Japón se les introduce en este tipo de versificación con una introducción, un desarrollo y una conclusión que debe englobar lo anterior, y sin olvidar la clave: ubicarlo en una de las cuatro estaciones.
ResponderEliminarExiste en la NHK un programa que anima a participar (siempre los hubo) de una manera novedosa consistente en componer un Haiku que lleva adjunta la fotografía que lo inspiró, o una fotografía complemento, de manera que no serían la una sin el otro. Se dan casos sorprendentes y de una belleza particular.
Con cariño os envío un haiku, pero a la antigua, sin foto:
La palomita
en la rama del sauce,
"zur zur" y muda.
Un abrazo para todos.
Gracias por tu interesante comentario, Salvador. Y sería estupendo repetir aquella sesión de haikus con la que nos hiciste disfrutar en El Escorial.
EliminarAsombra la capacidad de aprehensión de algunos niños. Por otra parte, es cierto que este tipo de cosas se presta al descubrimiento casual. Quedé a las dos y media con unos amigos para comer; eran las tres y no habían llegado:
ResponderEliminarLa espera es larga.
Me tomo una cerveza;
ya no es tan lenta
El Brigadier