lunes, 5 de septiembre de 2016

Los diarios inéditos de Julio Ramón Ribeyro

Por Luis Junco

En estos días he vuelto a leer que se van a publicar los diarios inéditos de Julio Ramón Ribeyro, muchos que corresponden a los años que, ya enfermo, volvió a su tierra natal. Las vicisitudes de estos diarios constituyen en sí una novela: lo que cuentan quienes fueron sus amigos (entre ellos, Bryce Echenique) sobre la prodigalidad de esos escritos, que si su viuda no quiso publicarlos por lo que contenían, que si están guardados en un banco en París, que si ahora su hijo Julio quiere publicarlos... Los que admiramos la escritura de Julio Ramón Ribeyro naturalmente deseamos verlos publicados, y mientras tanto, nos sentimos más que bien reconfortados con releer los ya conocidos. En este blog nos hemos referido a Ribeyro en dos entradas. Aprovechando la noticia citada arriba, quiero yo hacer otra semblanza del genial escritor con una selección de diez de los dichos de su Luder, obra a la que se refirió en este mismo blog Emilio Gavilanes.  

1. Hay autores que fracasan majestuosamente -dice Luder-. Son como un trasatlántico que se va a pique en plena tempestad, con todas sus luces encendidas, entre el ulular de las sirenas. Otros, en cambio, son como el tipo que se ahoga en un estanque fangoso, sin que nadie lo vea, agarrado al mango de una escoba podrida.


2. Le hacen notar a Luder que nunca ha manifestado celo ni envidia por el triunfo de sus colegas.
          -Es verdad. Eso les puede dar una idea de la magnitud de mi soberbia.

3.
          -Un libro magistral -dice Luder- puede ser un agregado de frases banales, del mismo modo que con una sucesión de frases geniales no se hace un libro magistral. En el arte literario, curiosamente, el todo no es la suma de las partes.

4.
     -Soy como un jugador de tercera división -se queja Luder-. Mis mejores goles los metí en una cancha polvorienta de los suburbios, ante cuatro hinchas borrachos que no se acuerdan de nada.

5.
         -¿No te preocupa escribir desde hace treinta años para haber alcanzado tan minúscula celebridad? -le preguntan a Luder.

         -Por supuesto. Me gustaría escribir treinta años más para llegar a ser completamente desconocido.

6. Encuentran a Luder que deambula pensativo por una calleja perdida del Barrio Latino.
            -¿Qué haces por aquí?
        -Estaba caminando tras los pasos muertos de una antigua primavera feliz.

7.
         -Hay que estar muy atentos -dice Luder-, hay que estar día y noche atentísimos para descubrir la ventana por la cual podemos despegar intrépidamente hacia lo desconocido.

8.
          -¡Cómo puedes aguantarlo! -critican a Luder porque visita a menudo en su buhardilla a un pintor viejo y paupérrimo.
          -Es que me encanta su manera natural de invitarme a compartir su fracaso.

9. Luder lanza una mirada lenta, circular y fatigada a los miles de libros que contienen los estantes de su biblioteca.
            -¡Cuánto ignoramos! -suspira.

10.
         -Es penoso irse del mundo sin haber adquirido una sola certeza -dice Luder-. Todo mi esfuerzo se ha reducido a elaborar un inventario de enigmas.


5 comentarios:

  1. Don Julio Ramón es un esprínter prodigioso, a la vez que un descubridor de perspectivas perdidas, certeras y desconcertantes. Puedo recordar apuntes de sus Prosas apátridas como guías de perfección, muestrarios de cómo mirar a las cosas sin descomponerse. Me gustan sus cuentos, pero me quedo con esos brevísimos zarpazos del maestro de lo conciso. Es como si dijera "¿De verdad no te habías dado cuenta de esto?", y te quedas como un idiota ante la exactitud de su mirada.

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  2. Sí, creo que tienes toda la razón. Y para certera concisión este comentario tuyo sobre su escritura

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  3. A mí, en cambio, me parece uno de los mejores cuentistas que puedo recordar.

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    1. De acuerdo con los tres. Prosas apátridas (también esa especie de borrador que es Dichos de Luder, aunque en menor medida) es un libro prodigioso. Los cuentos son todos buenos o muy buenos. Y el diario es apasionante. Tiene por ahí, como desgajado del diario, un librito sobre sus problemas con el tabaco, que es angustioso, una tragedia en clave menor. A pesar de todo, su obra es muy poco visible. Parece que las autoridades no le dejan entrar en el Canon.

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    2. Sí, "Solo para fumadores" a mí me impactó. Su adicción al tabaco que le ha llevado a la terrible enfermedad que afronta con valentía y narra con crudeza y humor (negro).

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