miércoles, 3 de septiembre de 2014

Necroilógicas - Javier Guzmán

Sí, esta madrugada murió Javier Guzmán, novelista que el año 2000 había ganado el Premio Torrente Ballester con Brigada Lincoln y que no conocimos personalmente hasta que hace un par de años la “causalidad” de la vida le llevó a proponernos la publicación de la continuación de aquella primera novela. La publicamos en el 2012, con el título El cocinero del Papa, y desde entonces Javier entró para quedarse en nuestras vidas con su vitalidad y su personalidad arrolladora. Como escritor, colaboró con nosotros en este mismo blog, charlas, reuniones tempestuosas para hablar de literatura, presentaciones de libros. Pero sobre todo se convirtió en un amigo. Él sabía valorar la amistad con la cita adecuada:

Gracias por vuestra amistad, amigos. Como decía León Felipe, no basta con arar los campos, hay que cultivar las espigas con amor y con gracia.

En el mes de marzo, al tiempo que nos alegraba con el envío de la última entrega de la trilogía de Almedina, Javier nos hacía torcer el gesto con el anuncio de que le habían detectado un cáncer de páncreas. No se andaba con chiquitas o medias tintas; desde el principio enfrentó la enfermedad a cara descubierta:

Toda mi vida he sido analítico, responsable y capaz de asumir cualquier problema que se me presente. Posiblemente este es el más peliagudo de todos. Pero lo asumo, lo entiendo y lo acepto.

Y estos últimos meses han sido de gran intensidad para todos nosotros, pues al tiempo que avanzábamos en la corrección de la novela, con los habituales comentarios de Javier, llenos de humor y sabiduría

(Como ejemplo intercalamos aquí éste, uno entre otros muchos:
Me gustaría agregar algunos cambios. Por ejemplo, el hermano de mi mujer que está aquí porque, dadas las circunstancia, necesitamos la presencia de un hombre en casa, me dice que el los años 50 hablar de limpiar algo a "manguerazos", la tartana de "La simple verdad", es una desatino, entonces las mangueras solo aparecían en las películas americanas. Las cosas se lavaban a pozaladas.
-¿Pozaladas?
-Sí. Lo que los castellanos llamáis cubo, nosotros le decimos pozal. El suelo, una superficie grande y esas cosas se lavaban tirando pozales de agua.
-¡Ayvá, dios!
-¡Venga!
Otra. "Cap a..." es una catalanada cuyo significado es "en dirección a..." (cabeza a)
Ejemplo grasiento.
-¿Onde vais?
- Cap a Zárágózá!
Nunca lo olvides: el habla maña es de imperativo esdrújulo. La excepción es Zaragoza, palabra donde se acentúan todas las sílabas.)

         al tiempo de esto, digo, veíamos el imparable avance de la enfermedad y nos maravillábamos de la conciencia y entereza con las que Javier la afrontaba:

El otro día, más bien noche, estaba en bata cuando me levanté y vi una imagen ligeramente humana reflejado en el cristal negro por el contraespejo de la noche. Y allí estaba Nosferatu, versión clásica, Murnau 1922. Avanzamos, me dije, hacia la inmortalidad por extraños vericuetos.


Hace unos días, fuimos a visitarle a su casa en Madrid. Estaban su esposa, Alicia, y su hija, Tamara. Nos tomamos unas cervezas, charlamos, nos reímos, Javier nos leyó cosas que había escrito. Y nos despedimos, serenamente. Él nos contagió su entereza y nos enseñó algo que solo puede aprenderse de esta manera.

8 comentarios:

  1. Su vida, su obra y su entereza son una lección magistral. Siento de todo corazón esta noticia.
    El sábado 6 de septiembre, en Toledo, dedicaremos el recital "Poesía náufraga" en su memoria.
    Descanse en paz.

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  2. Extraordinaria semblanza-homenaje para una persona y amigo extraordinario. Cuánto nos han enseñado sus libros y cuánto nos ha enseñado su actitud en los últimos meses.

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  3. Poco se puede añadir a lo dicho. Solo me gustaría destacar de Javier su férrea independencia de criterio, alejada de cualquier credo o filiación. Un ilustrado en el mejor sentido de la palabra. Lo echaremos de menos intensamente.

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  4. Soy un amigo de Javier y te felicito por tu comentario, ponderado y muy acertado al comentar cómo era Javier. Lo conozco desde los 5 años: somos del mismo pueblo y, después, cuando nuevos estados y obligaciones nos separaron, nos veíamos cada año todos los veranos. Admiré siempre su inteligencia, voluntad y sentido de la amistad. Pero me dejó maravillado su estoicismo ante la muerte. Séneca no lo habrá hecho mejor. Y es un escritor no suficientemente valorado. Imaginación, cultura y miles de lecturas a sus espaldas, no le faltaban. Que sepáis que me uno en la pena con vosotros y que valoro mucho que lo hayáis destacado en el block. Un abrazo.
    Pepe Ponte

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    1. Gracias, amigo Ponte, en nombre de este colectivo discreto. A pesar de la muerte, Javier seguirá uniendo voluntades, a través de su ejemplo y de la lectura de sus obras, que, en la medida de nuestras posibilidades, seguiremos promoviendo.
      Otro abrazo de los discretos amigos.

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  5. Aunque conocía a javier desde hace algunos años, no habré compartido con el más de "cuatro ratos" como aquel que dice. Lo que se de él, lo sé casi todo por boca de Tamara y Carlos. Se que ellos ya se llevan lo bueno de Javier, pero lo que me alegra, y mucho, es saber que todo eso y más ya lo tienen grabado "a fuego" los enanos, Alicia y el pirata, Alejandro. Y me gusta porque se que lo compartirán toda la vida con mis hijas ... "Las mellis". Un beso fuerte familia.

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  6. Su personalidad arrolladora y su caudal de conocimientos en casi todos los ámbitos, hacían que pasar una velada con Javier se convirtiera en un festín de referencias artísticas, geográficas, históricas, gastronómicas, políticas, arquitectónicas... te hacía descubrir la belleza que solo unas pocas personas como él ven podían apreciar desde el principio y todo ello aderezado de su fantástico sentido del humor. Pero sobre todo Javier era cariño y generosidad para con sus amigos y familia. Lamento no haber pasado más ratos en su compañia pero a mí y a los que lo conocimos nos queda su recuerdo imborrable además de su obra. Como escribió hace tiempo en una dedicatoria bajo unas viejas fotos que regaló a su sobrina (mi mujer): " de todo lo invisible solo el pasado es cierto". Hasta siempre tío Javier.

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  7. Hay fortunas en la vida que es poder compartir inmensos ratos y momentos con buenas personas, además de inteligentes y también como no listos, Javier lo era, por ello su legado humano que nos ha dejado siempre perdurará, sus obras La Brigada Lincoln, El cocinero del Papa, y alguna otra sin publicar, son meros testimonios de su grandeza, los que hemos podido compartir con ÉL, atesoramos un recuerdo de incalculable valor. Javier alguna vez espero que volveremos a compartir sino esos otros momentos que nos vuelvan a colmar de grandeza y sencillez, de humanidad y honradez, de honorabilidad y honestidad, como los que en esta vida conviví contigo. Simplemente gracias

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