lunes, 20 de octubre de 2014

Martín López-Vega, La eterna cualquiercosa



Me gustan mucho los poetas asturianos. Es raro, porque son muchos buenos. Quizá se hayan contagiado unos a otros. Víctor Botas, García Martín, José Luis Piquero, Xuan Bello, Martín López-Vega, Javier Almuzara,  Silvia Ugidos, Pelayo Fueyo… Me gusta la idea de que sean (o hayan sido, no sé) amigos. Los solitarios echamos de menos haber pertenecido alguna vez a un gremio. En “Yendo a casa de Xuan Bello con unas semillas que le traigo de Portugal”, precioso poema de este libro, están aquellos días de hermandad. Hay muchos más poemas memorables (“Roscoe”, “Una manzana para Margarita”, “Junio, “El polvo de la manada”, “La eterna cualquiercosa”…). Más que hablar de ellos, me gustaría copiarlos aquí. La mejor literatura pide ser repetida, más que explicada.

 A Martín López-Vega lo sigo desde hace bastantes años (“muchos” sería excesivo para un autor joven). Creo que desde Travesías, que incluía aquel glorioso verso: “Qué feliz eres, cabrón”.  Y a propósito de este verso, tengo la impresión de que los poemas de plenitud han ido disminuyendo en sus libros desde entonces. Cada vez hay más meditación sobre el tiempo, bien bajo la forma de regreso a un pasado mítico, bien bajo la de impasible avance hacia la desaparición. En todo caso, en sus libros -en los de poesía, en los de viajes, en las traducciones-, en todos ellos siempre he encontrado páginas muy gratas.
Acabo con esta maravilla:

Recolocar una estrella caída.
Un gallo nuevo para San Pedro y pintarle la cresta.
Poner una piedra en la honda de David.
Dorar y poner plumas nuevas en el ala izquierda del Ángel de la Guarda.
Pendientes nuevos para la hija de Abraham.
Adornar el arca de Noé.
Corrección de los diez mandamientos.
Renovar el cielo y lavar la luna.
Retocar el purgatorio y añadirle almas nuevas.
Avivar las llamas del infierno y varios arreglos a los condenados.
Limar las uñas del diablo.
(“Relación de reparaciones efectuadas en la iglesia del Bom Jesús de Braga en 1853 según consta en la factura del Maestro De Obras”)

Martín López-Vega La eterna cualquiercosa (Valencia: Pre Textos, 2014)

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