martes, 20 de noviembre de 2012

Helenio Herrera en "Las once y uno", de Gonzalo Suárez


Pero el mejor retrato que hay de Helenio Herrera es una novela que Gonzalo Suárez escribió en 1964, una novela titulada Los once y uno, en la que cuenta las dos temporadas que H. H. estuvo en el Barcelona (1958-59 y 1959-60). Gonzalo Suárez fue medio hijastro de H. H., pues este fue pareja de la madre de Suárez, que estaba separada.

En la novela todos los nombres están cambiados (Barcelona es Bañosa, España es Barataria, Di Stefano es Di Paperone...), pero todo es perfectamente reconocible. Es una novela magistral, genial, la mejor sobre fútbol que se ha escrito, me atrevo a decir. Básicamente es un retrato de H. H., de su picaresca (para ganar dinero, para motivar a sus jugadores), de sus ocurrencias (con la prensa, con la directiva del equipo), de sus métodos de entrenamiento (tan agotadores que daba a sus jugadores glucosa con benzedrina), de sus estrategias (fue el primero en dejar en el banquillo a Kubala, el ídolo de las masas), de sus gustos (todas las noches leía novelas policiacas), de su carácter (duro, cínico, egocéntrico)... También es un retrato exhaustivo de las interioridades de un equipo de fútbol. Las anécdotas que he resaltado en las memorias de H. H., Gonzalo Suárez las utiliza en esta novela. Emplea también algún material de la época del Inter y lo sitúa en esta misma época de Barcelona (por ejemplo, el Lilio del Bañosa, un jugador que tiene problemas porque la novia no para de ponerle los cuernos, es realmente Angelillo, un jugador del Inter).

Aquí nos enteramos de que Kubala se emborrachaba a menudo y de que a veces lo llevaban a la ducha para que se despejara y pudiera jugar.

Descubrimos que H. H. era un experto en motivar a los jugadores. “Hoy vas a hacer el partido de tu vida...” “Si hoy juegas como sabes, te van a querer fichar todos los equipos...” A un defensa que tras un golpe en la cabeza dice que no ve bien, le convence para que siga jugando, hasta que el jugador pierde la visión por completo (tendrá desprendimiento de retina).

La novela es una maravilla. Y, como ocurre con las mejores narraciones, cuando uno la acaba está deseando contarla: Cómo echa al médico del equipo (esto quizá también es de su etapa del Inter), cómo se pelea con el público (ese espectador que le tira una patada y él le sujeta el pie hasta que le quita el zapato), cómo descubre que el portero está fingiendo una lesión, cómo le dice a Kubala “Tú eres el cáncer del equipo”, cómo intenta poner nervioso a un delantero contrario que va a tirar un penalti, cómo llama gordo y viejo a Di Stefano, cómo anima a una directiva a que haga regalos a los árbitros, cómo intenta apartar de un jugador a su amante, cómo se soborna a los periodistas, invitándoles a comilonas, las geniales intervenciones de Bernabéu (“A estos se les ha subido el triunfo a la cabeza. No saben ganar...”)... Lo dicho: todas las interioridades del mundo del fútbol como nadie las ha contado.

Al parecer, antes de que acabara su segunda temporada en el Barcelona, H. H. firmó un contrato con el Inter. Cuando al final de la temporada la directiva del Barcelona se enteró, lo echó, por orgullo. Él realmente se había ido ya. Quizá esa imagen patética de los directivos culés sea la razón de que no se reedite esta novela genial.

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