Tengo leído
que tanto Benjamin Constant como Hans Christian Andersen llevaban un diario en
el que consignaban las diferentes experiencias de cada día mediante un cifrado
numérico cuya clave solo conocían ellos. Por ejemplo, un 1 podía querer decir
‘placer sexual’, un 2 ‘un viaje’, etc. De tal manera que podían hacer
anotaciones tan aparentemente incomprensibles como “2 de junio, 2, 1”.
Andersen, un contumaz masturbador que se cree murió virgen, a veces repite un inocente 1 varias veces en el mismo día.
+1, como se dice en las redes ;-)))
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