ESPÍRITU SANTO
La tallada filigrana
del balcón
no es más que el fósil
de una vieja sonata
de antiguo clavecín,
soñada en la callada
penumbra de la iglesia.
Las notas, no compuestas,
aún no nacidas
de las teclas,
se escaparon del ensueño;
y, tenues y anhelantes,
como un viento muy leve
apenas percibido,
se fundieron
con el bronce en la espadaña,
regalando
una corona de repiques
a la sombra semioculta
de aquel templo.
Un acierto más para un libro que se va fraguando con mimo. Enhorabuena.
ResponderEliminarMagnífico, Caneiro. Pintura, poesía ...y música. Pedro Mariné
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