Debo
seguir añadiendo que, según el libro comentado, Joseph Conrad,
un recuerdo personal, el resultado de la colaboración entre Ford
Madox y Joseph Conrad fue un fracaso. Algo que, por lo que parece,
fue vaticinado por H.G. Wells, quien, vecino de ambos y habiendo
sabido de ese proyecto de colaboración, se acercó un día hasta la
casa de Madox para aconsejarle, de una manera bastante
desconsiderada:
Con
extrema formalidad me rogó no estropeara el estilo de Conrad. “Su maravilloso estilo oriental es tan delicado como un aparato de
relojería, y usted tan sólo lo echará a perder metiendo sus dedos
en él.”
Caramba,
no se andaba por las ramas.
Como
tampoco se andaba por las ramas el propio Ford Madox al calificar el
resultado de Romance como un libro “bastante malo”, y
describir cómo en esa colaboración, más allá de la diferencia de
edades (él tenía 25 años y Conrad 42), y por encima de una amistad
estilo gentlemen ingleses que tanto gustaba a Conrad, se
producían choques y tensiones en los momentos de la escritura. Como
ejemplo nos narra una secuencia de Romance, cuando
Madox -que, como una parte de ese acuerdo de colaboración que llama la
atención, se ocupaba de todas las mujeres de los libros que
escribirían juntos- daba cuenta a Conrad de la descripción de una
mujer que acababa de crear. Y decía esto: “…tenía un buen
cuello, unos buenos ojos y algún encanto.” Y a continuación la
reacción de Conrad:
Dijo
con toda seriedad: “¿Y por qué no unos buenos dientes? Unos
buenos dientes en una mujer son parte de su encanto. Piensa en cuando
se ríe. No lo tendría de no tener unos buenos dientes. Son una
señal de salud. Tu condenada mujer tiene que estar sana, ¿no?”.
A la luz de esta lectura, parece bastante claro que ese tercer
hombre, si realmente apareció, no se llevaba nada bien con ninguno
de los dos colaboradores, y, por lo que parece, tampoco el resultado
de su trabajo pareció contentarlos. Con lo que volvemos al
principio: ¿se produce realmente un tercer hombre? ¿Es el resultado
de una colaboración literaria algo posible y deseable?
Tal
vez, con respecto a ese sueño que es la creación y a pesar de lo que decía
el propio Conrad, haya que llegar a la conclusión a la que llegaba
el capitán Marlowe, su alter ego
en El corazón de las tinieblas, al
explicar lo difícil que era comunicar esa esencia sutil y penetrante
que es el sentido de lo que es para uno la vida: “Vivimos como
soñamos… solos”.
Magnífico, Luis. Para mí, en la última frase está la respuesta a tu pregunta, como sugieres.
ResponderEliminarMe gusta mucho esta serie que estás "blogueando", Luis.
ResponderEliminar(Saludos de José Ramón, y un beso para Chus, a la que imagino ya recuperada de sus recientes dolencias).
En la universidad hicimos una parodia de novela negra nada menos que a ocho manos. Fue un delirio pero aún me parto de risa cuando la leo.
ResponderEliminarMi hija, ilustradora, está haciendo un web cómic también muy divertido y desopilante a cuatro manos.
http://sobrasadaontherocks.blogspot.com/